viernes, julio 11, 2008

mobiliario urbano

A nuestras escuelas de arquitectura aquí en México les hacen faltas proyectos reales que reten al alumno a lograr mucho con poco. La ausencia de experiencia y de capital económico se deben compensar con la presencia de problemas y creatividad para solucionarlos. A través de la carrera se nos presentan problemas en los talleres para dar solución a cuestiones sociales como parques, centros comunales, pero pocas veces (o ninguna) se llevan a cabo.

Hace falta interés de los alumnos por tomar la ciudad y cambiarla.
Por esto me alegro mucho toparme con este proyecto de la universidad de Talca en Chile.

El proyecto, ubicado en la Ruta Secano Interior, reune madera que es considerada basura por las empresas forestales y la modula para fabricar un mueble urbano. Estos landmarks se vuelven una atracción para que el turista recorra una zona rural, y no solo se desarrollen y utilicen los centros (que suele ser la política a seguir por el gobierno, ya que es más fácil dotar de infraestructura un área más pequeña y concentrada).

Los landmarks están colocados estratégicamente para ofrecer descanso en puntos con vistas espectaculares de la cordillera costera. Pero el proyecto esta racionalizado mucho más allá. El verdadero valor no es el del punto de vista paisajístico, sino el social.
Estas estructuras se han colocado en puntos donde se encontró que existía un vacío territorial. Debido a que el gobierno abandona el apoyo en estas zonas (porque no tienen un interés de negocios) la población huye de ellas y tiende a centralizarse también. Estas estructuras son un manifiesto que busca llamar a la población a ellas, atraer a la gente y a la vez mostrarle al gobierno que el turismo ecológico puede ser también un negocio, una fuente de ingresos para el país. Es decir, el proyecto busca crear redes de servicios otorgadas por la interacción de individuos dentro de un territorio donde es necesario relacionarse con los lugareños (porque no hay nada más). Se busca que la gente recorra su país y lo conozca, que interactúe con el campo, con los oficios rurales, con la geografía humana de Chile.

"Llevar arquitectura donde no la hay" fue la consigna de los profesores a sus alumnos. Estos alumnos la llevaron a territorios dejados a su suerte. Vaya que lo lograron.



arquitectos: Ronald Hernández Ramos, Marcelo Valdés Muñoz y Osvaldo Véliz.

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