

La casita de árbol es el epítome de refugio. El niño esta arriba del mundo, inalcanzable, protegido. Pero ya no es sólo un juego infantil: Baumraum es una compañía alemana que se dedica a hacer estas pequeñas moradas, convirtiéndo el juego en arte. Un arquitecto, un paisajista, un especialista en árboles y un técnico constructor echan mano de sus habilidades y su imaginación para construir las casas.

Interesante manera de reestablecer un contacto con la inocencia y la naturaleza.
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